Este texto es una reflexión sobre el poder del lenguaje dentro de los espacios sindicales. Desde su introducción, plantea que las palabras no son neutras: cada expresión moldea la manera en que los sindicatos piensan, actúan y se relacionan. Así, el lenguaje se revela como una herramienta decisiva que puede fortalecer la unidad o alimentar la división, abrir el diálogo o cerrarlo por completo. La propuesta central es clara: hablar con conciencia es una forma de transformar la cultura sindical desde dentro.
A lo largo del documento se ofrece una guía práctica para sustituir expresiones negativas, burocráticas o excluyentes por otras que promuevan respeto, inclusión y corresponsabilidad. Cada categoría —desde el lenguaje autoritario hasta los clichés sindicales— es analizada, explicando por qué ciertas frases debilitan la acción colectiva y cómo reemplazarlas por alternativas que fortalezcan la confianza y el sentido de comunidad. De este modo, el texto no solo corrige el habla, sino que propone una nueva ética comunicativa: una forma de hablar que refleje los valores democráticos y solidarios del sindicalismo.
Cambiar las palabras es cambiar las actitudes. Transformar el lenguaje cotidiano en uno más consciente, empático y constructivo no es un ejercicio estético, sino político. Elegir decir “podemos hacerlo juntos” en vez de “no se puede” es, en sí mismo, un acto de renovación sindical.
Paulina, Marla y Gabriel.